El dolor la destroza, pero el médico que debe operarla no aparece ni en los centros espiritistas

Vida
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Fuente: Ciudadoriental.com

Amparo está allí tirada, como si se tratara de un trapo viejo al que nadie quiere.
Tras padecer varios accidentes, parece que los discos de su columna vertebral decidieron irse cada cual por su lado.

Esta mujer profundamente campesina e intensamente trabajadora, padece en este momento que usted lee estas líneas (martes 10 de Noviembre), unos dolores infernales y así ha estado durante casi 15 días ante la más brutal indiferencia del personal sanitario del hospital Dr. Luis Morillo King, de La Vega.

La pasada semana fue preparada para operarla, pero en el último momento se dieron cuenta que el instrumental quirúrgico "no estaba esterilizado" y la intervención fue suspendida "para la próxima semana".

Amparo fue enviada de regreso a su vivienda en la cordillera central totalmente desamparada. Desde entonces padece dolores terribles.

Allá, en su humilde hogar de La Tala, al lado de La Llanada, desde donde se ve por completo el valle de La Vega Real, los suyos han sufrido con ella cada segundo. Impotentes.

Pero, para el sistema de seguridad social dominicano, para esta democracia, eso no importa. Después de todo, es una mujer campesina pegada a la tierra en el lugar donde nació.

Ahora, destrozada por el dolor, la han llevado de regreso al hospital Dr. Luis Morillo King.

El problema es que "el médico no aparece" para hacer la operación y no se sabe cuándo podrá ser hecha.

Ella, mientras tanto, está destrozada y sin esperanzas.

Si Amparo Polanco, que así se llama esta buena mujer, fuera millonaria o si tuviera una buena cartera, es seguro que los aparatos estarían esterilizados, y hasta el neurocirujano "aparecería" como por arte de magia.

Pero, se trata de una mujer campesina, pobre y sin poder.

Si alguien de los que lee estas líneas puede tener contacto con el director del Hospital Luis Morillo King, por favor, díganle que allí está esta mujer sufriendo y sin esperanza y que, por momento, ansía la muerte ante la indolencia de quienes deben atenderla.

Es más, si alguien ve al Secretario de Salud, Bautista Rojas, diganle lo que está ocurriendo con una mujer humilde, que solo sabe poner la tierra a parir.

Ella no es rica ni bella como Sobeida, pero merece atención. Es un ser humano.

Les seguiremos informando por aquí cómo evoluciona la salud de esta mujer, que comenzó a deteriorarse desde que al amanecer de un día, un vehículo, conducido por un sacerdote, la atropelló.

Pero esa es otra historia.

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