OPINION: EL PRECIO DEL ÉXITO

Vida
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Por FABIO MEJIA DIFO

Cuantas veces admiramos a los grandes hombres del pasado y del presente, y nos nace el hondo anhelo de imitarlos. O bien, decimos que se trata de personas con suerte o que tienen talentos excepcionales.

Y quizá un poco de razón tengamos.

Pero lo que a menudo pasamos por alto es que esos personajes han alcanzado su elevada notoriedad, debido al gran esfuerzo que han realizado y a la perseverancia con que han luchado.

Cuantos jóvenes vemos a diario que estudiaron en nuestra generación y hoy están pasando por situaciones difíciles, aun teniendo la misma condición de vida. Jóvenes con talento, pero que no lo han sabido desarrollar, en cambio otros lo han cultivado através de la perseverancia el esfuerzo y un poquito de suerte tal vez menos de la que imaginamos.

Recordemos a Miguel Ángel, que era cojo y tenía la nariz rota. Pasó veinte meses tendido de espalada en un andamio de la Capilla Sixtina, dedicado a sus pinturas murales, y suspendiendo sus tareas solo para comer o cuando el sueño lo vencía, se acostaba con su ropa puesta, y a veces pasaba varias semanas sin descalzarse, pero en esos veinte meses, sin ayudante, Miguel Ángel completó la 343 figuras del techo, un trabajo tan precioso que parece imposible de haberse realizado en ese tiempo.

A nadie se le niega la cumbre si esta dispuesto o dispuesta a largas jornadas. Y si a veces las fuerzas flaquean o el corazón desfallece, y no sabemos como seguir adelante, con levantar la vista al Altísimo y pedir su ayuda, una nueva corriente de vitalidad podría impulsarnos hacia la meta.

En cada paso que damos y con cada esfuerzo que realizamos.

Tenemos que mantener fija la mirada en Dios.

Debemos seguirlo a él como el guía seguro, porque de lo contrario es fácil de caer y fracasar.

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