Tragedias post Navidad afectaron más a los menores

Vida
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Por Genris García
Texto y fotos
Fuente: Vigilanteinformativo.com

SANTO DOMINGO ESTE.- Las tragedias post Navidad tuvieron como blanco principal a infantes y menores que llegaron al principal hospital traumatológico de la República Dominicana con distintos traumas, principalmente provocados por caídas y uno que otro caso, por accidentes de tránsito.
Este sábado, los borrachos y motociclistas, protagonistas por excelencia de muertes y heridas en Navidad estaban en minoría.

A decir de sus parientes, algunos jugaban con los regalos que le dejó el Niño Jesús que pasó la noche del 24 por sus casas y saltando y corriendo se lastimaron.

Llegaban de todas partes, con sus bracitos rotos y piernas fracturadas, con laceraciones y protuberancias, llorando y silenciosos, con quejidos y chillidos.

Los sostenían los brazos de sus madres y muchas veces un preocupado papá que buscaba de prisa las manos de un médico que le calmara el dolor al fruto de su amor.

En la sala de emergencia del Hospital Doctor Darío Contreras los menores fueron los mayores tormentos después de la parranda de Nochebuena y Navidad, en que se dio rienda suelta para el baile y la bebentina.

En aquella sala de traumas, no faltaron los casos curiosos, como la bebé que se tragó un arete de su madre y el que se creía superman y saltó de una pared.

Hasta la hora en que VIGILANTEINFORMATIVO.COM se retiró del centro asistencial, el caso más grave era el de un niño de 11 años atropellado por un vehículo en la Autopista Las Américas y un equipo de médicos hacían esfuerzos por salvarle la vida.

En sentido general, la sala de emergencia estuvo “tranquila”, aunque los infantes se encargaron de movilizar paramédicos y médicos que esperaban que la noche fuera más adulta para enfrentar las emergencias que provocan el alcohol, las imprudencias en el tránsito y los bravos que terminan en las cárceles, emergencias o finalmente en los cementerios.

De los niños que llegaron de prisas por distintas vías, y no siempre bien manejados, algunos quedaron ingresados porque sus heridas eran de cuidado, mientras la mayoría eran curados y despachados a sus hogares.

Las edades de los críos que requirieron servicios médicos en la sala de emergencias del Darío Contreras iban desde los 11 meses hasta los 12 años.

Al revisar los registros del centro asistencial, encontramos que la mayoría de los accidentes fueron provocados por caídas de la cama o de sus propios pies, correteando en el patio o en las calles.

Entre los chiquitos atendidos se encuentran Mayelin de la Rosa, de 2 años, de Los Mameyes; Marlenis Ozuna; Andy Ferrera, de 4 años, residentes en Villa Duarte; Marlen Moreno Pérez, de 11, de Los Tres Ojos; Luisalma Zorrilla, de 3, de Andrés, Boca Chica.

También Gabriel Eduardo Pérez, de 12, de San Luis; Milagros Altagracia García, de 11 meses, de Villa Consuelo; Mairoby Santiago Disla, de 6, de Valiente Adentro por caída; José Junior Acosta de 2, de Villa Carmen, por caída; Yamel José, de 5, también se calló.

Otros que sufrieron desplomes fueron Alexander Peña de 6, de Los Frailes; Mariluz Sánchez, de 11, de Los Guaricanos; Anchel Mejía, de 2, de Los Mina y Albert Luis Espinal, de 5, del Nuevo Amanecer, de Los Alcarrizos, quien se fue de cabeza cuando jugaba en cama.

Mientras el niño Ken Pujols, de 3 años, tenía una herida en la cabeza provocada por una puerta que le cayó encima, en el barrio Puerto Rico, de Los Mina.

El caso más grave lo presentó el niño Jonathan Santana, de 9 años, quien junto a su tío Pedro Santana de 21, fueron embestidos por un vehículo en el kilómetro 21 de la autopista de Las Américas.
El pequeño estaba muy grave y fue necesario llevarlo de inmediato a sala de resucitación, dónde un equipo de especialista trataba de estabilizarlos para luego proceder a estudiar sus heridas internas.

Su madre, Ana Belkis Santana, residente en la Riviera del Caribe, muy próximo al lugar de la tragedia, estaba desesperada y preguntaba a todos como estaba su hijo. Belkis rogaba a Dios que no le quitara su tesoro, su único hijo, al tiempo de proclamar a los cuatro vientos que nunca sale de noche con su hijo y lo hizo la fatal noche de este sábado y en un abrir y cerrar los ojos para recoger unos bultos vio como un vehículo le arrancaba el fruto de su vientre.
El desprevenido conductor no se detuvo a recoger al pequeño y su tío, aumentó la velocidad y se perdió en la vía.
Más temprano en la tarde fue atendido Eddy Jesús Jiménez, un chico de Puerto Rico que vino a la República Dominicana a pasar las Navidades con unos amigos en el ensanche Isabelita.
El pequeño de 14 años fue golpeado por el propietario de un colmado con una lima, contó su pariente Elisabet Beltré, quien reunía los papeles médicos para presentar una querella en su contra.

Carlos Miguel Saúl, de 11 años, fue referido desde el hospital Jaime Mota, de Barahona, lo trasladaron a toda velocidad porque una caída que le provocó trauma craneal que requerían manos expertas que allí no tenían.

A media tarde, los médicos buscaban un arete en el cuerpecito de la niña Raydel Berroa, quien jugaba con el adorno de su madre y se lo tragó.
Ella vive junto a su madre en Brisa del Este. Cuando me contaron del caso, recordé a Bienvenido Granda, “Los aretes que le faltan a la luna… los tengo guardados en el fondo del mar.”

Los médicos que no estaban para romanticismo como yo, lo estaban buscando con rayos equis, para hacer que la bebé lo expulsara y volviera a su lugar, la oreja de su madre, no la de Van Gogh Bang y su canción “cuéntame al oído.

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